Consideraciones sobre los Cátaros
Parece que los Cátaros nos enfrentamos a una dificultad principalmente antropológica, que condiciona y es antagónica a toda doctrina científica desde su misma concepción. Algo que sin pertenecer a la naturaleza humana, forma parte de su condición. Hablábamos de la inseguridad del hombre, y de su necesidad de buscar la plataforma de vida por exceso, segura, rígida, manejable y estable.
Sucede que esta inseguridad, si bien puede manifestarse en múltiples formas, conceptos y adjetivos, encuentra su origen y fundamento en la condición humana como principio de todo el acondicionamiento al instinto.
Es como la “simplificación cátara previo consolamentum” a modo de ejemplo. Aquella disposición según la cual, el hombre sabe que dentro de sí mismo perviven mezclados elementos que lo acercan a la pureza del espíritu de Dios, junto con inclinaciones naturales que lo llevan a obrar el mal. El hombre tiende continuamente a apartar estas dos realidades, a aislar en compartimentos separados de su actividad o de su vida aquello que no le gusta de sí mismo, aquello que condena su propia conducta, y que no está en condiciones de afrontar con su conciencia.
Todos los cátaros en potencia, son como todo el mundo en un principio, conspiradores en la acción y en la división interior del hombre que de allí se deriva el bien y el mal. Pero guiados en la búsqueda de la pureza, cerramos nuestro espíritu a la búsqueda del mal.
Lo que nos importa específicamente no es la oscilación filosófica sino más bien su causa y su consecuencia. Causa porque generalmente surge como reacción a errores pasados, y consecuencia porque genera que en el futuro, paradójicamente, se reaccione de la misma forma ante el extremo opuesto. Este fenómeno es el previo consolamentum aquel que explica y según el cual, a partir de la tensión entre ideales espirituales y posibilidades de realización con el objetivo, que se desarrolle en el hombre un dinamismo existencial que desemboque en la necesidad de la categoría del deber ser, y en última instancia, el derecho a ser, y como resultado final de la reacción lógica el conocimiento de Jesús y el Espíritu de Dios decir: Consolamentum.
Atentamente... un Caballero Cátaro
CAB